Lunes, 25 Marzo 2019 08:44

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¿LAS LELIQS PUEDEN SER PEORES QUE LAS LEBACS?	¿LAS LELIQS PUEDEN SER PEORES QUE LAS LEBACS? julio molisano reporte24

25 MARZO 2019 REPORTE24//

EL STOCK DE PASIVOS REMUNERADOS DEL BANCO CENTRAL DE SANDLERIS ES MUCHO MENOR QUE EL QUE ACUMULÓ STURZENEGGER, PERO POR LA ALTA TASA CRECE A UNA VELOCIDAD MAYOR.

Por Marcia Dell'Oca//El FMI tiene atado de manos a Guido Sandleris y no le permite introducir modificaciones a su política monetaria sin su visto bueno; pero las críticas crecen: se pagan tasas de sacrificio para estabilizar la demanda de pesos y aun así el dólar no deja de subir; se genera una promesa de emisión futura mediante las Leliqs -los pasivos remunerados estrella de la era Sandleris- sin una demanda genuina en el horizonte; y la inflación no cede. Lo único que cede es el nivel de actividad.

En pocas palabras, las críticas son las mismas que se le hacían a Sturzenegger. Porque, en efecto, las metas de inflación y las metas de agregados son primas hermanas, suponen que la tasa de interés y la inflación están correlacionadas -incluso si la evidencia argentina no dice lo mismo-. Por eso, ¿por qué esta vez la política monetaria sería mejor?

La suba del dólar de comienzos de mes empujó los precios de los alimentos y empujó la inflación de marzo a la zona del 4% mensual (lo que equivale a un 60% anual) desde el 3,1% que se proyectaba cuando comenzó el mes. Aquel ahorrista que a comienzos de este mes quisiese preservar su poder de compra frente a la inflación pudo haber pensado que el tipo de interés que le ofrecía un plazo fijo en el banco era una buena opción porque pagaba 36,25% anual. En sí parece un número abultado, pero equivale al 3,02% mensual. En otras palabras, el que apostó al peso en marzo perdió.

Si miramos la administración de Sandleris, podemos decir que el que apostó al peso también perdió en septiembre, en octubre y en la primera mitad de noviembre. Ganó en diciembre y en la primera mitad de enero. En la segunda quincena de enero y en febrero volvió a salir perdiendo. Lo mismo en lo que va de marzo, pese a que las tasas hayan vuelto a subir hasta la zona del 40,5% (incluso el Banco Nación paga el 43%), lo que implica que el ahorrista recibe un 3,4% mensual y, una vez más... se queda atrás de la inflación.

¿Hasta cuándo los ahorristas van a seguir perdiendo? Es la pregunta que inquieta al Banco Central. En total, el sistema bancario cuenta en este momento con un billón de pesos en plazos fijos. Y los depósitos continúan creciendo en la medida en que las tasas que ofrecen los bancos sean mejores -o al menos parezcan serlo- que las alternativas que tienen los ahorristas menos sofisticados: dejar el dinero en una cuenta a la vista y ver sus ahorros licuados por la inflación, o pasarse al dólar. Frente a un dólar poco volátil, el plazo fijo que perdiera contra la inflación pero le ganara al dólar era una opción aceptable; ¿pero y ahora que el dólar sube aunque el Banco Central suba las tasas?

Esta es la pregunta que deja en jaque a la política del Banco Central que paga tasas actualmente superiores al 65% nominal anual, pero que se traducen en tasas de a lo sumo 43%.

El BCRA paga tasas muy positivas en pesos (que si se traducen de nominales a efectivas, superan el 90% anual gracias a la capitalización semanal) y a los depositantes -a quienes el Banco Central necesita mantener en pesos- les llegan tasas efectivas del 55,5% anual, que tal vez resulten positivas si la inflación termina siendo menor a la esperada. La diferencia, a priori, se la quedan los bancos y así vimos que en los últimos seis meses logran recomponer sus resultados operativos del agujero que les había causado la corrida cambiaria. Luego de pérdidas multimillonarias en los primeros 9 meses de 2018, ahora los bancos muestran ROEs anuales equilibrados. Las Leliqs les dieron un espaldarazo para recuperarse en tiempo récord.

Este jueves en el 7º Simposio de Mercado de Capitales y Finanzas Corporativas de IAEF en el Yacht Club Argentino una pregunta incisiva del público hizo correrse a el presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Claudio Cesario, del lugar de moderador y responder si los bancos no son parte del problema por cobrar tasas de arriba del 100% para el que necesite financiamiento y pagar tasas que no llegan a ser positivas en términos reales para el depositante. (Menos que menos si además se les cobra el 5% de impuesto a la renta financiera, pero eso es un tema aparte).

Cesario, junto con el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx, explicaron que aproximadamente 15 puntos porcentuales del "spread" van a cubrir los encajes bancarios del 35% sobre los plazos fijos y los impuestos, particularmente Ingresos Brutos.

Es decir, por cada $10.000 que un ahorrista deposita hoy a un mes gana entre $337. Con esos $10.000, el banco encaja obligado $3.500 en el BCRA y los $6.500 se los da también al Banco Central pero esta vez a cambio de una tasa de Leliq del 64,5%, renueva este préstamo durante cuatro semanas y obtiene una ganancia de $360 prácticamente a riesgo cero y le da al depositante en el mejor de los casos $340 y se queda con $20. (Desde luego, sobre ellos deberá pagar Ingresos Brutos y Ganancias y así puede ser que más de $6 terminen en manos de la AFIP. O sea, que el Banco Central siga asistiendo al fisco aunque ya no de forma directa.)

Es decir que por el billón de pesos en depósitos, los bancos se llevan $1.400 millones de ganancias y el fisco otros $600 millones.

¿Por qué si el Banco Central necesita absorber los pesos de los depositantes les "regala" a los bancos unos $1.400 millones -que los hicieron con dinero ajeno- que se podrían ahorrar y ahorrárselos a la sociedad toda que es la que tarde o temprano los paga? ¿Por qué el Banco Central no se saltea a los bancos si como intermediarios lo obligan a pagar tasas exorbitantes de más del 60%?

Un importante operador financiero le comentó a LPO en estricto off a la salida del Simposio que es "Porque los bancos son amigos". No en vano el Banco Central está estudiando la forma de promover la competencia entre bancos para no tener que subir más la tasa de Leliq y que sí suban la tasa de plazos fijos.

¿Qué pasa si el Banco Central se los saltea y directamente les paga a los ahorristas cada 30 días por su dinero? En este caso, la Leliq pasa a llamarse Lebac, porque esto es exactamente lo que hacía Sturzenegger y nunca pagó tasas del 65%. En el peor de los casos, pagó 38% y fue bajando hasta mediados de 2017, luego la subió hasta 28,8% y fue ahí cuando Marcos Peña lo obligó a bajar la tasa (28 de diciembre de 2017) y como efecto dominó vimos la economía desanclarse y explotar la bola de nieve de Lebacs (23 de abril de 2018).

En agosto de 2018, Caputo resolvió -con tasas del 40%- prohibirles a los minoristas comprar Lebacs. Una vez que se vencieron todos estos instrumentos en diciembre de 2018, las tasas del Banco Central se convirtieron en un negocio exclusivamente de los bancos. Y en el único negocio de los bancos, ya que teniendo ganancias seguras, se quedaron sin ningún incentivo a prestar al sector privado y asumir riesgos. Si van a asumir riesgos, le piden al empresario pyme o al cliente que quiere refinanciar un saldo de tarjeta de crédito, que les paguen primero lo que el Banco Central ya les da sin riesgo y arriba una prima de riesgo (que además se distorsiona y magnifica por la inflación). Así la tasa para un refinanciamiento no baja del 110% nominal anual.

¿Entonces las Leliq pueden ser peores que las Lebacs? Desde este punto de vista, sí. Los pasivos remunerados del Banco Central crecen al 90% anual y los activos del Banco Central, en esencia las Reservas Internacionales, no. Y tarde o temprano se equiparan vía una devaluación que licue los pasivos, destroce el poder de compra del peso y la película vuelva a arrancar. Aunque cuando Sturzenegger pagaba 38%, lo hacía sobre los $10.000, no sobre los $6.500, lo que también imprimía velocidad al ritmo al que crecían los pasivos remunerados.

Lo que también vale decir es que el punto de partida de Sandleris es un stock de pasivos muchísimo más bajo que el de Sturzenegger y eso le da un margen notorio para pagar más tasas sin que las Leliqs adquieran masa crítica y vuelvan a estallar.

Cuando Sandleris asumió, el Banco Central ya había licuado con la megadevaluación la montaña de pasivos, tenía el respaldo económico de Fondo Monetario para la recomposición de las Reservas Internacionales y, por sobre todas las cosas, no tenía a Caputo y a Dujovne pidiéndole que emitiera pesos para financiar el déficit y luego esterilizarlos con Lebacs, lo que hacía que la masa crítica de pasivos de su predecesor fuera notoriamente más voluminosa. Llegó a representar más de 6% del PBI.

En este sentido, no parece que la receta de Sandleris sea mejor que la de Sturzenegger, sino que se aplica con un volumen de pasivos menos riesgoso y con los bancos en el corto plazo como el único ganador.

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